GLOBALIZATION, TIME AND ANGUISH

Not long ago the world seemed simpler to us. We believed to be owners of time and with certain calmness we felt able to confront any crisis no matter how complex. Our universal was in certain way stable and slow , and it gave us a big enough margin to look for the most advisable solutions.
Time passed slowly and we truely had the impression that on the go distances existed. But now everything seems to have accelerated, changes no longer take place with sufficient slowness, for us to design opportune adjustment mechanisms on the go. Until certain point, we feel impotent before a future that becomes, day by day, in a precipitating present, hardly manageable. And this happens when we had already begun to assume the urgent necessity to anticipate the future, or what is the same not to wait for the world to be in crisis to try and change it.
Nowadays time escapes from our lives, without us being able to catch it, as a result of an apparent acceleration of the vital-global process. We are offered numbers and percentages but they are all uncertain, they are obsolete, and have lost present value while they are facilitated to us.
When everything happens with vertiginous rapidity and we are obliged to make decisions in real time, we can fall in the distressing sensation that we will not reach our objectives. And all of this precisely for lack of time. The phrase “ I have no time” has become a universal moan.
Nevertheless it is now and before an unforseeable future, when objectively we would need more time to debate on the common subjects that have always been in the orbit of human preoccupations.
On the other hand we are distracted by the compulsive order to create goods destined for the omnipresent global market and any important debate is the stolen from us. Only thing that we are interested in is what may interest the market. A market that although it is true that today it is less imperfect than yesterday, is not less than yesterday, a perverse demand is observed that
reaches the limits of the absurd. Million citizens acquire in the world innumerable products, at least of doubtful utility, ignoring that with its production the stability of our planet is being put in danger. The market is not the only sense of the human condition.
Great challenges arise in this situation and among them the rescue of time is considered of immediate urgency. Still watching the world from an economic point of wiew, the recovery of time would be one of the most profitable investments. Only those who have used time, independently of having relied on powerful computer devices, have obtained results of remarkable interest for all the human species. The case of “Proyecto Genoma” is paradigmatic in this sense.
But time can no longer be recovered to lose it calmly but to use it in its just measure in the process of assimilation of the increasing information and in its conversion in useful knowledge for all Humanity. So the great challenge is to make our capacity of debate in real time advance in the same measurement that the generation of valuable information advances
The new technologies of the information, led back to what they really are, that is to say, instruments and not aims in themselves, could be of immense utility, helping us rearch of the lost time, the only departure point that today is inescapable, if we want to find the true sense to the evolution of the human species, at present , disoriented and confused.






















Gobalización , tiempo y angustia-Oscar Sánchez Fernández de la Vega(google)

No hace mucho tiempo el mundo nos parecía más sencillo. Creíamos ser dueños del tiempo y con cierto sosiego nos sentíamos capaces de afrontar cualquier crisis por compleja que fuera. Nuestro universo era en cierto modo estable y lento, y ello nos daba un margen suficiente para buscar sobre la marcha las soluciones más convenientes. El tiempo transcurría con lentitud y teníamos la impresión de que las distancias existían verdaderamente.
Pero ahora todo parece haberse acelerado, los cambios ya no se producen con la suficiente lentitud, como para que podamos diseñar sobre la marcha los mecanismos de ajuste oportunos. Hasta cierto punto, nos sentimos impotentes ante un futuro que se convierte, día a día, en un precipitado presente, difícilmente manejable.. Y esto ocurre cuando ya habíamos empezado a asumir la imperiosa necesidad de anticipar el futuro, o lo que es lo mismo a no esperar a que el mundo se encuentre en crisis para que intentemos cambiarlo.
Hoy el tiempo se escapa a nuestras vidas, sin que logremos alcanzarlo, como consecuencia de una aparente aceleración del proceso vital-global .Se nos ofrecen cifras y porcentajes pero todos son inciertos, son obsoletos, han perdido su actualidad mientras nos los facilitaban
Cuando todo sucede con vertiginosa rapidez y se nos obliga a tomar decisiones en tiempo real, podemos caer en la angustiosa sensación de que no llegaremos a alcanzar nuestros objetivos. Y todo ello precisamente por falta de tiempo. La frase “no tengo tiempo” se ha convertido en un lamento universal.
Sin embargo es ahora y ante un imprevisible futuro, cuando objetivamente necesitaríamos más tiempo para debatir sobre los temas comunes que siempre han estado en la órbita de las preocupaciones humanas.
Por otra parte se nos distrae con la orden compulsiva de crear bienes destinados al omnipresente mercado global y se nos hurta cualquier debate trascendente. Solo tiene interés aquello que es objeto de mercado. Un mercado que si bien es cierto que hoy es menos imperfecto que ayer, no lo es menos que en él, se observa una demanda pervertida que roza los límites del absurdo. Millones de ciudadanos adquieren en el mundo innumerables productos, cuando menos de utilidad dudosa, ignorando que con su producción se está poniendo incluso en peligro la estabilidad de nuestro planeta. El mercado no es el único sentido de la condición humana.
Surgen en esta situación grandes retos y entre ellos el rescate del tiempo se plantea como urgencia inmediata. Aún mirando el mundo desde la óptica económica, la recuperación del tiempo sería una de las inversiones más rentables. Solo aquellos que han utilizado tiempo, independientemente de que se apoyasen con potentes instrumentos informáticos, han obtenido resultados de notable interés para toda la especie humana. El caso del “Proyecto Genoma” es paradigmático en este sentido.
Pero el tiempo ya no puede ser recuperado para perderlo tranquilamente sino para emplearlo en su justa medida en el proceso de asimilación de la información creciente y en su conversión en conocimiento útil para toda la Humanidad. El gran reto en definitiva es conseguir que nuestra capacidad de debate en tiempo real avance en la misma medida que avanza la generación de información valiosa.
Las nuevas tecnologías de la información, reconducidas a lo que realmente son, es decir, medios instrumentales y no fines en si mismas, podrían ser de inmensa utilidad, ayudándonos a la búsqueda del tiempo perdido, único punto de partida que hoy resulta ineludible, si queremos encontrar el verdadero sentido a la evolución de la especie humana, hoy por hoy, bastante desorientado y confuso.